jueves, 28 de agosto de 2008

sábado, 23 de agosto de 2008

Callejones, subterfugios

Hervidero para las miserias el cemento
prostituye aplanado lo marginal
abarrota contra las esquinas
los huesos flagelados /Ñam-Ñam/ una mosca
sádica defeca la maqueta.

Grises andariveles
vejigas gatunas orinan la roña
tentación el desquite
no amado / doblegado / vago / casto.

Cortada fragancia
verdín en las manos
ciudad.

Color / Energía
derretido alquitrán
árboles/andamios verde arroyo/hierba
la fuente elige mesiánica estrella.

Pordioseros tigres
rompieron el cascarón
virulentos tuberculosos sangre arenas
atragantadas perversiones detestan el pan.

…/Norte; acantilado, las águilas acarrean nubes/…
…/Este; desierto, frazada tras frazada, tienta un perfume/…  
…/Oeste; monte, oda al estupor/…
…/Sur; aguas, fuente fugaz, rociar, naufragando/…

M.T.L


lunes, 18 de agosto de 2008

Teatro Noh




miércoles, 13 de agosto de 2008

Miles Davis


 Cada vez que escucho el tema Don´t Explain 

de Dexter Gordon vienen a mi mente los 

discos de Miles Davis y luego aparecen

Bill Evans, Quincy Jones, Prince...        M.T.L

Algunos pensamientos y comentarios dichos por Miles Davis:

“El órgano me horroriza, me recuerda a la religión. Es el miedo lo que hace que la gente sea religiosa, y el sonido del órgano le recuerda ese miedo. De pequeño iba a la iglesia, pero hacia los seis años, le pregunté a mi madre porque siempre en la iglesia me trataban de pecador aunque no hubiera hecho nada malo. Como no obtuve una respuesta satisfactoria dejé de ir a la iglesia . Hoy no creo en nada , salvo en mí mismo...” (1971).

“Hay muchos buenos músicos, es evidente, pero pocos son originales. El trabajo básico hay que hacerlo con el sonido. El sonido es tu voz, tienes que buscarlo. Tocan notas originales, sin duda, pero no tienen un sonido propio. No es muy difícil tocar notas originales. El sonido, es otra cuestión. El sonido representa a uno mismo. Mira, escúchame: a la primera nota me reconoces, ¿no?, sabes que soy yo. Eso es el sonido. Cada cual tiene que trabajar su originalidad, sus raíces. A veces, cuando me escucho, me parece que sueno demasiado banal, demasiado blanco, así que vuelvo a trabajarlo. Es algo muy exigente. En la actualidad, los saxofonistas no buscan un sonido propio. O no lo encuentran. Todos copian el sonido de Coltrane. Hay muy pocos sonidos originales en la música creativa.
Mucho perfeccionismo, eso sí, mucha reproducción, pero muy poco sonido propio. El sonido puede surgir del grupo, hay que esforzarse muchísimo. Ahora hay mucha competitividad, una especie de rivalidad deportiva. Se busca la perfección para hacer dinero, pero no hay sonido. El sonido, el dibujo, la ropa que llevo sobre el escenario, forma parte de lo mismo, es la búsqueda de un solo color. Todo contribuye a la expresión de lo que eres”. (1984)

“¿Jazz. Rock, underground, clásico? Me niego a compartimentar los géneros. No es así como contemplo la música. Parto de una base completamente diferente. Cuando alguien que se considera un aficionado al jazz me dice que ya no toco jazz, me quedo perplejo. Nunca decido que tipo de música voy a tocar, sencillamente porque nunca he pensado que la música se divide en diferentes categorías. Además , ¿cómo es un aficionado al jazz? Por lo general es alguien que siempre quiere oír los mismos viejos tópicos. ¿Por qué? ¿Acaso siempre lleva la misma ropa? ¿Sale con la misma mujer? ¿Va siempre con la misma gente?”. (1971)

“Qué africano quiere un tazón de arroz mierdoso? Una hora después, volverá a tener hambre. Necesitan medios reales para poder atender sus necesidades por sí mismos. Mira el ejemplo de Arizona : Scottsdale era un desierto, regado con pequeñas mangueras que no valían nada. Y la tecnología moderna la transformó en una región fértil. Esto es lo que necesita África y no compasión en plan: “Oh, mira este pobre negrito tan flaco, con el pito manchado de barro” ¡No!”.

Kind of Blue:

Un arte japonés. En las notas que acompañan la edición original de Kind of Blue, Bill Evans comparó el arte de improvisar con una forma especial de acuarela japonesa en la que no existe la posibilidad de corrección o borraduras, para explicar cómo trabajaron en aquellas sesiones.
“Miles concebía los esbozos que después se convertirían en los temas sólo unas horas antes de los horarios de grabación. Y llegaba sólo con unos apuntes acerca de lo que había que tocar. Por lo tanto, ustedes escucharán algo muy cercano a la espontaneidad pura, en estas interpretaciones. El grupo nunca había tocado las piezas antes de grabarlas y creo que, en todos los casos, la primera versión completa de cada tema era el corte que quedaba para el disco”. Evans, por otra parte, es generoso. Salvo Davis, todos creyeron siempre que Kind of Blue y las ideas que habían disparado los temas del álbum eran mucho más del pianista que del trompetista. De hecho, ese pequeño movimiento a lo Satie ( primero con des notas ascendentes y luego con dos descendentes) que están presentes en casi todo el álbum y que se explicitan en “Flamenco Sketches”, son los mismos de “Peace Piece”, uno de los temas emblemáticos del estilo Evans.

La formación completa del Kind of Blue en Newport, 1958, : Bill Evans, Paul Chambers, Jimmy Cobb, Julian “Cannonball” Adderley, Miles Davis y John Coltrane.

Bill Evans haciendo referencia a ese arte japonés llamado suibokuga decía:
“En este arte el artista tiene que pintar en un pergamino sin levantar el pincel ni interrumpir la línea. No son posibles los borrones ni los cambios. Las pinturas resultantes carecen de la composición compleja y las texturas de la pintura convencional, pero se dice que aquellos que saben ver encontrarán algo capturado que escapa a cualquier explicación”.




lunes, 11 de agosto de 2008

Superficies

Níquel en las suelas, poesía, profecías…  
Huecos, abolladuras, napas retorcidas, el pavimento 
contiene rotas tuberías y la tierra da arcilla.
El tranvía humeante arroja chispas adentro del sombrero de paja, 
y un tal Vincent Van Gogh chupa aguarrás y devuelve pompas 
en amarillo intenso.
Descalzos la calle quema, cascadas entibian y desempolvan 
a las piedras, bendicen.
Santuario donde primera vez comprendí al cielo, 
indescriptible puesta, eso que el habla trata de conquistar y pudre.
Desarticulada marioneta frena los rebotes y habita rajaduras. 
Suelta hubiera chocado contra el muñón de un bebedero, 
dejaría calva la plazoleta, 
y tendida su madera lavada apenas inclinada.
Cúmulo, espigas roturables, un toque de álamos 
y la plantación crece a ríos revueltos, el agua dulce, 
puñado de respuestas desplumado agito vertebras.
Flojo nudo abre al rezo y desarma arrastres.


M.T.L








lunes, 4 de agosto de 2008

viernes, 1 de agosto de 2008

El Minotauro y el Laberinto de Creta



 El laberinto es un mito para ser interpretado y su significado va más allá de la simple forma, es un espacio imaginario, mental, es un concepto, una imagen, una forma espacial, y en su forma, un espacio arquitectónico.

Fragmento del texto La Casa de Asterión:
 El sol de la mañana reverberó en la espada de bronce. Ya no quedaba ni un vestigio de sangre.-¿ Lo creerás, Ariadna?-dijo Teseo-. El minotauro apenas se defendió.

Breve introducción:

 Los laberintos más antiguos que aparecen mencionados en la literatura. Son los laberintos de Egipto y de Creta. Es Heródoto quien describe el egipcio: “3.000 habitaciones, en la casi inaccesible cámara central, estaban sepultados los reyes y los cocodrilos sagrados”. Luego Plutarco narra las hazañas de Teseo en el laberinto de Cnosos construido por el genial arquitecto Dédalo. La versión atribuida a Plutarco es aparentemente una evolución del culto de las grutas de la Edad de Piedra. El camino es arduo, está sembrado de peligros, porque, de hecho, es un rito del paso de lo profano a lo sagrado.


La historia del Minotauro y el Laberinto:

En Creta reinaba el poderoso Rey Minos. Su capital era célebre en el mundo por el laberinto, lleno de intrincados corredores, de los cuáles eran casi imposibles encontrar la salida. En el interior vivía el terrible Minotauro, un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, frutos de lo amores de Pasifae, la esposa de Minos, con un toro que Poseidón, dios de los mares, hizo surgir de las aguas. En cada novilunio había que sacrificar un hombre al Minotauro, pues cuando el monstruo no satisfacía su apetito, se precipitaba fuera para sembrar la muerte y desolación de los habitantes de la comarca.
Un día, el Rey Minos recibió una trágica noticia: su hijo acababa de morir asesinado en Atenas. Minos clamó venganza, reunió a su ejercito y lo envió a Atenas para iniciar el ataque. Atenas, al no estar preparada, no pudo ofrecer resistencia y solicitó la paz. Minos, con severidad dijo: “Os ofrezco la paz, pero con una condición: cada nueve años, Atenas enviará siete muchachos y siete doncellas a Creta para que paguen con su vida la muerte de mi hijo”. Aquellos jóvenes serían arrojados al Minotauro para que los devorara. Los atenienses no tuvieron más remedio que aceptar aunque con una única reserva: que si uno de los jóvenes conseguía matar al Minotauro y salir del laberinto (cosa poco menos que imposible) no sólo salvaría su vida, sino también la de sus compañeros, y Atenas sería eximida de dicha condena.
Dos veces pagaron los atenienses el trágico tributo. Se acercaba ya el día en que por tercera vez la nave de velas negras, signo de luto, iba a surcar la mar. Entonces, Teseo, hijo único del rey de Ateas, Egeo, ofreció su vida por la salvación de la ciudad. El Rey y su hijo convinieron en que si a Teseo le favorecía la suerte, el navío que los volviera al país enarbolaría velas blancas.
Una prisión en Creta, donde Teseo y los otros jóvenes fueron alojados como prisioneros lindaba con el parque por donde las hijas del Rey Minos, Ariadna y Fedra, solían pasear. Un día el carcelero avisó a Teseo que alguien quería hablarle. Al salir, el joven se encontró con Ariadna, quien subyugada por la belleza y la valentía del joven decidió ayudarle a matar al Minotauro a escondidas de su padre. “Toma este ovillo de hilo y cuando entres en el Laberinto ata el extremo del hilo a la entrada y ve deshaciendo el ovillo poco a poco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salda”. Le dio también una espada mágica.
A la mañana siguiente, el príncipe fue conducido al Laberinto, tomó el ovillo, ató el extremo del hilo al muro y fue desenrollándolo, a medida que avanzaba por los corredores. Tras mucho caminar, penetró en una gran sala y se encontró frente al temible Minotauro, que bramaba de furor y se lanzó contra el joven. El Minotauro era tan espantoso, que Teseo estuvo a punto de desfallecer, pero consiguió vencerle con la espada mágica. Le bastó luego seguir el hilo de Ariadna en sentido inverso y pronto pudo atravesar la puerta de salida.
Teseo salvó su vida, la de sus compañeros y liberó a su ciudad de tan terrible condena. Dispuestos ya a reembarcar, Teseo llevó bordo en secreto a Ariadna y también a Fedra, quien no quiso abandonar a su hermana mayor. Durante el viaje y tras una feroz tormenta tuvieron que refugiarse en la isla de Naxos. Vuelta a la cama, emprendieron el retorno. Pero Ariadna no aparecía, la buscaron, la llamaron, pero fue en vano. Finalmente abandonaron su búsqueda y se hicieron a la mar. Habían zarpado cuando Ariadna despertó en el bosque, después de caer extenuada por el cansancio. De pronto, y rodeada por monumental ceremonia se le apareció el joven más bello que nunca antes haya visto. Era Dionisios, dios del vino, quien le ofreció casamiento y hacerla inmortal. La joven aceptó y después de un viaje triunfal por la Tierra, el dios la llevó a su morada eterna.
En tanto, en Atenas cundía la tristeza. El anciano Rey iba todos los días a la orilla del mar, esperando ver a su hijo retornar. Al fin, el barco apareció en el horizonte. Pero traía las velas negras y el anciano desesperó. Es que Teseo, abatido por la desaparición de Ariadna había olvidado izar las velas blancas, signo de su victoria. Loco de dolor, el rey Egeo se arrojó al mar que desde entonces lleva su nombre. Pasó el tiempo y los atenienses reunidos en asamblea ofrecieron la corona a Teseo, quién se casó luego con Fedra y reinó por largos años.

Dédalo: Arquitecto ateniense, hijo de Eupalamos y Metione. Dio muerte involuntaria a su sobrino Acalio, y debió desterrarse en Creta, donde ofreció sus servicios al rey Minos. Allí debió construir una vaca de madera para la esposa del rey, Pasifae, la que, encerrándose en su interior, logró hacerse fecundar por un toro y dar a luz al Minotauro.

Minos: Fue un comarca sabio, autor de numerosas y eficaces leyes, dictadas todas por consejos de Zeus, que cada nueve años se encontraba con su hijo en una gruta de la isla sagrada. A su muerte, se le nombró juez en los infiernos.

Minotauo: Hombre con cabeza de toro, que dio a luz Pasifae luego de ser fecundada por un toro de Poseidón.

Laberinto de Creta: Se supone que la palabra laberinto deriva de labrys o doble hoz (segur), que era uno de los atributos de la soberanía de Minos y su dinastía. Laberinto significa, pues, “Casa de la Doble Segur”, y no sería otra cosa que una vasta caverna del monte Iuktas donde Minos se reunía en secreto con su divino padre Asterios.

Ariadna: Enamorada de Teseo, facilitó a éste héroe un ovillo de hilo al entrar en el Laberinto y encontrar la salida en la mansión del Minotauro. De éste hecho la frase “el hilo de Ariadna”.

Teseo: Héroe nacional de Grecia. Era hijo de Egeo y Etra. Ésta lo había dado a luz en secreto en Trezena, y cuando Egeo debió retornar a Atenas, donde peligraba su corona por una conspiración, dejó a Etra su espada y una sandalia para que sirvieran de contraseña a Teseo una vez que fuera mayor.