viernes, 10 de julio de 2009

Last life in the universe



Last life in the universe

Quiero mucho “Last life in the universe”. Tuve que verla varias veces para vivir completamente esas escenas, diálogos, colores, música que acompaña el silencio de los gestos, en definitiva entender que se tejía realmente entre la tristeza.
Pareciera que en la necesidad suele quedar una persona en carne viva y en el confiar de nuevo para detener la soledad vuelve la alegría, como algo cíclico.
Algo así le pasa a un estudiante de Osaka y una chica tailandesa. Accidentalmente se cruzan, ella lo toma como amigo justo antes de viajar a Japón dejando atrás una casa y familia en ruinas, y decide esperarlo.
A él nada le queda, tan solo decenas de intentos de suicidio, obsesiones y un vacío existencial que juega con la muerte. Probablemente esa chica tailandesa sea la última vida en el universo que lo sostiene antes de entrar al ostracismo de todo calor humano.
Es extrañísima la relación que ambos van lentamente construyendo sin darse cuenta, difícil de describir, no sienten vergüenza de mostrar sus heridas más profundas. Saben que la única salida es correr, entonces la chica reacciona.
Los dos sellan desde esa ciénaga una amistad que se dio naturalmente, de náufragos, de cuerpos desnudos que se reconocen pero nunca se habían visto.
Transcribo el diálogo de una escena que están al aire libre. Ríen, conversan cálidamente, se regalan cosas, están contentos y dentro de poco la chica debe viajar. El único detalle que en cuestión de horas el joven de Osaka después de esto se parará frente a interminables olas de angustia encolumnadas e irá hacia el fondo del mar, descarnadamente, y no le preocupa. M.T.L

Ella:
Esto es ensalada de papaya...
Está muy buena.
Pruébala.
¿Qué tal?
El:
Bien.
Ella:
Tendrás una buena diarrea mañana.
El:
¿Qué?
Ella:
¡Mañana cagarás mucho!
El:
Tengo un regalo para ti.
Ella:
¿Un regalo?
El:Cierra los ojos...
Date la vuelta.
Ya puedes abrir los ojos.
Ella:
¿Qué?
Gracias.
El:
- Lo necesitabas.