jueves, 25 de septiembre de 2008
miércoles, 24 de septiembre de 2008
Gustav Doré : Grabados
EL CUERVO
PARAISO PERDIDO
INFIERNO
ENIGMA
DOS BÚHOS
DESTRUCCIÓN DEL LEVIATAN
CREACIÓN DE LA LUZ
CAPERUCITA Y EL LOBO
lunes, 22 de septiembre de 2008
domingo, 21 de septiembre de 2008
viernes, 19 de septiembre de 2008
miércoles, 17 de septiembre de 2008
En la obscuridad también hay belleza : Plumas Negras : Capítulo III
Creo que un día vi cruzar la figura del Marqués el empedrado. Vestía un fino atuendo, de elegancia casi femenina, la mirada un tanto extraviada y de modales algo frívolos pero de esos que marcan respeto a quién se le acerque. La curvatura de la cejas parecían dos viejas cicatrices que dejaron aquellas palabras cínicas, seductoras, a veces lúcidas. De espalda ancha y caminar firme sostenía en la palma de la mano derecha un seno, allegados al Marqués decían que respondía comúnmente al nombre del “Divino Marqués”.
Este discurso… esta orden terrible ya no me dejaba recursos, los sentía; pero, ¿no no hubiese sido culpable si no hubiese empleado lo que me indicaba mi corazón, y lo qué aún me permitía mi situación? Me hecho a los pies de Don Severino, empleo toda la elocuencia de un alma desesperada, para suplicarle que no abuse de mi estado; vienen a inundar sus rodillas los llantos más amargos, y todo lo más fuerte que imagino, lo que creo más patético, intento probarlo con este hombre… ¡ Para que servía todo esto, gran Dios! ¿Debía ignorar que las lágrimas tienen un atractivo mayor a los ojos del libertino? ¿Debía dudar de que todo lo que emprendía para ablandar a estos bárbaros sólo lograba inflamarlos?...
-Coged a ésta…- dijo Severino furioso – cógela, Clément, que esté desnuda en un minuto, y que aprenda que no es en casa de gentes como nosotros donde la compasión ahoga a la naturaleza.
Clément reventaba, mis resistencias lo habían animado; me cogió con un brazo seco y nervioso; mientras mezclaba sus propósitos y sus acciones de blasfemias terribles, en un minuto hizo saltar mis vestidos.
martes, 9 de septiembre de 2008
En la obscuridad también hay belleza : Plumas Negras : Capítulo II
(Bowden, Inglaterra, 1928 – París, 1986)
Poetisa de origen egipcio que llamó la atención de André Breton desde “Cris”, su primera publicación (1953).
Participó activamente en la vida del grupo.
El 2 de diciembre de 1959 se realizó en su domicilio de París uno de los acontecimientos surrealistas más memorables : “La ejecución del testamento del marqués de Sade”, por Jean Benoit.
Tanto en sus poemas como en sus cuentos, la autora da rienda suelta a sus fantasmas obsesivos, relacionados todos ellos con el sexo y la muerte. A “Les gisants satisfaits” (1955), Breton los calificó de obra maestra de “humor negro”. Ilustraron sus obras numerosos artistas del movimiento surrealista (Lam, Matta, Svanberg, Camacho, Baj, Alechinsky).
Pero todas las miradas se dirigen a una joven viajera recién llegada de Egipto. Su belleza es sorprendente. Si observamos su perfil agudo, el pesado casco de sus cabellos negros, sus labios, sus párpados y sus cejas perfectamente delineadas, juraríamos que acaba de escapar del serrallo donde los escribas y los sacerdotes del sol cuidan a las princesas, hijas de Akenaton. Esta joven es uno de los grandes poetas acogidos por el movimiento surrealista. Sencilla, un poco reservada pero sonriente, con un ligero acento inglés de buen tono, daba a leer poemas de exaltada violencia en la entonación y la imagen. La provocación más salvaje, el ataque más perverso, el sentido de la desmesura carnal al rojo vivo, el frenesí del deseo amplificado hasta la pesadilla cósmica donde todo vuelve al caos, donde todo muere, araña, fornica y sangra, sería el contenido evidente de la poesía de Joyce Mansour, si todo ese tumulto no se basara en el incesante magisterio del amor cuyos inimitables acentos lo elevan, lo arrancan del contagio orgánico, lo ordenan y lo subliman.
Nuestro cabello entrelazado
Nuestros sexos unidos
Con tu boca para una almohada.
Quiero dormir contigo espalda con espalda
Sin aliento para separarnos
Sin palabras para distraernos
Sin ojos para mentirnos
Desnudos.
Para dormir contigo pecho con pecho
Tensa y transpirando
Brillando con mil temblores
Consumida por la inercia extática loca
Tendida sobre tu sombra
Martillada por tu lengua
Para morir en los dientes nauseabundos de un conejo
Feliz.
Otro poema:
sobre mis senos estremecidos
Los movimientos lentos de tu lengua paralizada
En mis orejas patéticas
Mi belleza íntegra ahogada en tus ojos sin pupilas
La muerte en tu vientre que come mi sexo
Todo hace de mí una extraña doncella.
M.T.L
martes, 2 de septiembre de 2008
En la obscuridad también hay belleza : Plumas Negras : Capítulo I
Conde de Lautréamont ( Isidore Ducasse ) :
Breves datos biográficos de Lautréamont :
Isidore Lucien Ducasse llamado Conde de Lautréamont (Montevideo, 4 de abril de 1846 – París, 24 de noviembre de 1870).
Pasó su infancia en Uruguay, donde su padre era canciller en el consulado francés. Enviado a estudiar a Francia, fue alumno interno del Liceo de Tarbes, y en 1867 se trasladó a París con la intención de ingresar en la École Polytechnique, pero desde ese momento su vida ha quedado casi en la oscuridad, lo cual ha generado toda una leyenda que lo presenta como un personaje enigmático y extravagante. La madre de Isidore, una francesa de nombre Celestine Davezac, es la sirvienta que, ya embarazada, se casará con el patrón; fallecerá en diciembre de 1847, un año y ocho meses después del nacimiento de Isidore.
“El Conde de Lautréamont vivió en Montevideo en la calle Camacuá 544, frente a la Brecha, la esquina en que hoy se encuentra el Club Banco República. Algunos investigadores suponen que también fue dueño de un inmueble de la calle Bacacay, pero no es un dato confirmado. Luego, en Francia vivió sucesivamente en la calle de Notre-Dame des Victoires, luego en la calle de Faubourg-Montmartre 32, luego en la calle Vivienne Nº 15 y finalmente de nuevo en la calle de Faubourg-Montmartre Nº 7, donde murió el 24 de noviembre de 1870, a las 8 de la mañana.
Lautreamont es conocido por su obra Cantos de Maldoror, en el que acoge materiales sádicos, lúgubres, sangrientos, misteriosos y los elabora con un lenguaje poético que multiplica extraordinariamente las imágenes con una prodigiosa violencia imaginativa, llena de lucidez y de encanto juvenil.
El 24 de noviembre, a la vez que se hunde el Segundo Imperio, muere en su domicilio del número 7 de la calle Faubourg-Montmartre en circunstancias todavía no aclaradas (hay quienes suponen que a causa de una sobredosis de drogas). En su partida de defunción está escrito: «Sans autres renseignements» («Sin más información»).
Fragmento del libro "Cantos de Maldoror" :
Estoy sucio. Los piojos me roen. Los cerdos, cuando me ven, vomitan. Las costras y las escaras de la lepra han descamado mi piel, cubierta de pus amarillento. No conozco el agua de los ríos, ni la rosada de las nubes. Sobre mi nuca, como sobre un estercolero, crece un enorme champiñón, de pedúnculos umbelíferos. Sentad sobre un mueble informe, no he movido mis miembros desde hace cuatro siglos. Mis pies se han enraizado en el suelo y componen, hasta mi vientre, una especie de vegetación vivaz, repleta de innobles parásitos, que no deriva exactamente de la planta, pero que ya no es carne. Sin embargo, m corazón late. Pero ¿cómo latiría si la podredumbre y las exhalaciones de mi cadáver (no me atrevo a decir cuerpo) no lo nutrieran abundantemente?. Bajo mi axila izquierda, una familia de sapos ha fijado su residencia y, cuando uno de ellos se remueve, me hace cosquillas. Tened cuidado, no sea que escape uno de ellos y venga a rascar con su boca en el interior de vuestra oreja: sería capaz de entrar después en vuestro cerebro. Bajo mi axila derecha hay un camaleón que intenta perpetuamente cazarlos para no morir de hambre: todos tenemos que vivir. Pero cuando una de las partes desbarata por completo las artimañas de la otra, entonces optan por no molestarse, y se dedican a succionar la grasa delicada que recubre mis costillas: ya estoy acostumbrado. Una víbora malvada ha devorado mi verga y ha ocupado su lugar: la infame me ha convertido en eunuco. ¡Oh! Si hubiera podido defenderme con mis brazos paralizados; pero creo que más bien se han transformado en leños. Sea lo que fuere, conviene señalar que la sangre ya no viene a pasear por allí su rojez. Dos pequeños erizos, que ya no crecen más, han arrojado a un perro, y éste no lo ha rechazado, el interior de mis testículos; tras lavar la epidermis cuidadosamente, se han alojado dentro. ¡El ano ha sido interceptado por un cangrejo; animado por mi inercia, custodia la entrada con sus pinzas y me hace mucho daño! Dos medusas han franqueado los mares, prontamente seducidas por una esperanza que no fue defraudada. Han mirado atentamente las dos partes carnosas que forman el trasero humano y, enganchándose a su perfil convexo, las han aplastado con una presión constante hasta tal punto que los dos trozos de carne han desaparecido, y en su lugar se hallan dos monstruos, salidos del reino de la viscosidad, iguales en color, forma y ferocidad.
M.T.L