miércoles, 4 de marzo de 2009

El Pulso

La escarcha de una mano helada, árido surco cuenta sequías, oigo una avalancha y el desprendimiento aploma el espanto.
Quizás el aliento salva, la pulsación bajo lo fatídico.
¡Irrumpir!
Varices levantan concavidades, paralíticas gargantas. Multiplícate, sangra fantasía gran caja resonante, convulsionados ecos del anonimato.
Lágrimas de la sed, los buitres arrojan flores y las sombras detienen el sudor.
Súbito tronar, maderas, olores, frugal…
En oleadas contar el respiro y lo que vendrá, volver a encontrarse en un dorado desierto, lentamente los párpados…
Precipicio entre apartamentos, del último piso gotea esmalte, los descuidos se entrecruzan. Plástica, vientres y perfiles, plata blanca, plata negra.
M.T.L

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