Vida Bohemia : Pinturas, notas disonantes y libros incunables.
La vida de bohemia:
Un escritor intenta sobrevivir en la costosa ciudad parisina. Merodea de bar en bar y necesita que alguien edite sus textos o le ofrezcan trabajo en alguna redacción para escribir artículos y salir aunque sea un poco de la miseria. Andando en su estrecho auto conoce mujeres, un músico y como una figura más aparece un pintor albanés.
Extrañamente, ese personaje de bajo perfil despacio irá creciendo e inevitablemente será eje de cada suceso, propio o ajeno.
Aquel pintor, el fallecido actor Matti Pellonpää, entra en escena como un indocumentado, largo y rígido, de mirada noble, decididamente deglute la película.
No es fácil ver en el cine a un bohemio sin clichés y halos especiales, solo un tipo que vive con su mascota y pinta porque tiene ganas y punto. Vive algo precario, sin pretensiones, habla poco, sonríe poco y es leal a sus amistades en un sitio que oprime obsesivamente a los ilegales.
Matti actúa con gran naturalidad, con gestos claros, de ternura contenida y ojos desilusionados hasta que le demuestren lo contrario, cuando puede se encuentra con una mujer y sufren las mismas penurias.
Este albanés, testarudo, quiere vivir en París aún sabiendo que el lugar lo expulsa cada vez que puede, si lo dejáran en una isla inhóspita volvería caminando por la misma ruta, una noche, junto a su perro negro a la búsqueda de más días de campo que noticias tristes. M.T.L
M.T.L
Extrañamente, ese personaje de bajo perfil despacio irá creciendo e inevitablemente será eje de cada suceso, propio o ajeno.
Aquel pintor, el fallecido actor Matti Pellonpää, entra en escena como un indocumentado, largo y rígido, de mirada noble, decididamente deglute la película.
No es fácil ver en el cine a un bohemio sin clichés y halos especiales, solo un tipo que vive con su mascota y pinta porque tiene ganas y punto. Vive algo precario, sin pretensiones, habla poco, sonríe poco y es leal a sus amistades en un sitio que oprime obsesivamente a los ilegales.
Matti actúa con gran naturalidad, con gestos claros, de ternura contenida y ojos desilusionados hasta que le demuestren lo contrario, cuando puede se encuentra con una mujer y sufren las mismas penurias.
Este albanés, testarudo, quiere vivir en París aún sabiendo que el lugar lo expulsa cada vez que puede, si lo dejáran en una isla inhóspita volvería caminando por la misma ruta, una noche, junto a su perro negro a la búsqueda de más días de campo que noticias tristes. M.T.L
M.T.L
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